diferenciar entre una tardanza de horas
y el primer minuto de ausencia
entre las palabras finales y el principio de los silencios
fue como seguir una clase de origami frente al espejo
confundiendo siempre el lado de los dobleces
pero con el tiempo uno aprende a distinguir
entre la verdad y los reflejos
y nos sale tan bien el mundo nuevo
como un barco de papel.
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