atorada en una letra
caida desde el limbo, desde la cerradura en que habito
morir por presagio
por mordida de una musaraña
por cabalgar pegasos sin atuendo
morir envestida por un unicornio
Hundida en los zócalos del molino
Temblando del ciclope de la aldea
morir rasguñando puertas sin abrir el esfínter
tanteando los botones cerrados de mi aorta
morir en realidad por delirio
y sin diagnóstico.
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