El columpio ya no lo mece el viento
Es como si con los años haya adquirido
El balanceo propio de la vida
El vaivén constante de una fuerza que lo ha golpeado
Para que no se detenga hasta bajarme de el;
Ya no se impulsa con la fuerza de mi niñez
Ni el soplo ingenuo del viento.
Ya no vendrá mi padre a preguntarme si aún me quedo
Aunque ante su sorpresa, yo le diría: "ya no"
Porque el columpio ha adquirido temblores
Y yo soy el alma, que le tiembla desde adentro.